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De hermanos y hermanastros, primos y primastros, abuelos y abuelastros.

La vida de una familia ensamblada es complicada. Y no es lo mismo un cerebro infantil que uno adultos. Y cada familia es un mundo.

Recuerdo que mi tía se casó en segundas nupcias y ese fue mi primer contacto con una familia reconstituida, con nuevas primas(tras) y nuevo tío. Porque en el momento que se casan de segundas, es igual que de primeras y son tíos igualmente. Aunque yo sigo llamando tío a su primer marido.

Después vino la familia ensamblada por mi padre. En este caso, él se casó con una mujer con dos hijos anteriores, y tuvieron a otra más en común. Y quiero contaros mi vivencia en cuanto a los roles, en esa familia ensamblada.

Yo ya era mayor, por lo cual entendía que esos niños, no eran mis hermanos. Y de hecho naturalicé más la relación cuando fui una mujer joven adulta, que de adolescente. De manera que generalmente los llamé hermanos. Las relaciones son diferentes con mis hermanas biológicas que con los hermanos políticos. Ya sea por las lealtades, o porque jamás convivimos. Pero mantenemos una buena relación.

De hecho, de esa buena relación hoy mi hijastra, y la hija de mi hermanastra, tienen buena relación. Ellas se llaman primas. Y sé que hablan de esta relación y que en realidad no son primas hermanas, sino primas políticas. Que de algún modo, el vínculo es un poco diferente. Pero sin embargo tienen una relación prácticamente equivalente a primas hermanas. Que mi hijastra sí que tiene.

Pero sí que hubo un conflicto de lealtades entre ellas. Y fue un conflicto bastante tonto. Mi hijastra por una razón que desconozco, decía que si se encontraba con la prima cuando iba con su madre no la iba a saludar. Porque decía que su madre se enfadaría. Tratamos de razonar con ella y nada.

Así que un día, como quien no quiere la cosa, cuando hubo que entregar a la niña a su madre, fuimos con la prima.

Mi hijo por su parte acepto a su nueva familia extra como una parte de su vida. Pero intuyo que los ponía a prueba tratando de retar y mostrándose un poco molesto. Algo así como «si son mi familia y de verdad me quieren, entonces aguantan aquí la pataleta que les monte». Obviamente no es algo que hubieran hecho de manera consciente, pero parece que ponían de este modo a prueba la lealtad.

Igual con los primos, mi hijo probó el amor y la lealtad de mi marido día tras día, durante meses. A veces poniéndose muy pesado, chinchando, diciendo «tú no eres mi padre». Hubo un par de cosas que hizo mejorar la situación. La primera fue entender que el rol de su padrastro no era el de su padre, y que algún día, de mayores, estarían tomando cervezas y hablando de sus «cosas de hombre». El otro momento fue a través de una serie llamada «Bonus Family» que recomiendo, y donde se dio cuenta que ese modelo de familia existe en otros sitios. Y se vio muy reflejado en uno de los personajes.

Con nuestros hijos nos sentamos a ver «Bonus Family» y nos hablan mucho de sus sensaciones, de cómo se sienten o no reflejados, de sus expectativas en cuanto a la relación que mantenemos.

Al final, la familia de mis hijos tienen tres núcleos:Mi hijo, la hija de mi marido, bebé común y nuestra pareja.

Mi hijo tiene otra formada por su padre y su pareja. Y en cada núcleo sus roles varían y sus principios y valores se mueven.

Pero yo considero fundamental, validarles que son familia aquellos miembros de la familia que ellos elijan. Ellos llaman abuelos a todos, los que son biológicos y los que no. Yo ya sé por experiencia que luego, cuando sean más mayores todo eso lo van a recolocar y que cambiarán las lealtades. Y al final considerarán familia a aquellos que se lo hayan ganado, no es sólo una relación sobre el papel. Las lealtades van a variar según se hacen mayores, lo maduren y elijan las lealtades a mantener y a qué familias realmente elijen pertenecer. Y los roles que realmente quieren desempeñar en ellas.

Pero es algo que pasa en muchas familias. No sólo en las reconstituidas. En todas las familias nos planteamos si pertenecemos a ellas y establecemos un nivel de lealtad diferente con los distintos miembros.

Sin embargo, el cerebro infantil es mucho más simple. Y un conflicto de lealtades es muy doloroso para ellos ¿este abuelo me quiere? ¿mi madrastra en realidad me quiere? ¿quién me quiere más? ¿quieren más a su nieto biológico? ¿soy tan prima como el otro primo?

En este post, quiero agradecer a mi familia extensa y a la familia de mi marido, así como las otras familias concurrentes, haber abierto sus puertas y corazones a los niños. Sé que para los adultos es una tarea distinta. Y que a veces no podemos querer igual a los que nos vienen de familia impuesta, a los añadidos. La familia de mi marido ha hecho una labor extraordinaria para que mi hijo se sintiera parte de la familia en todas las ocasiones. Al igual que la mía ha facilitado muchísimo la integración de mi hijastra en la mía.

Es complicado para los adultos ¡imaginad para los niños!

Para mí, por encima de todas las cosas está que se sientan queridos, y que no pierdan ese sentido de pertenencia a su familia, sea cual esa la familia en que se integren. Y eso está por encima de todas las rencillas personales. Porque los conflictos de lealtades son tan dolorosos para ellos, y tan difíciles de gestionar, que pueden destrozar una infancia, y una familia feliz.

Este post va por todos vosotros. Simplemente gracias por ser todos tan maravillosos, comprensivos, empáticos y arroparnos en este largo camino de las familias extensas extra, y las duras pruebas que pasamos.

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