Te acercas a los cuarenta, eres madre y quieres cambiar tu vida. Se puede.

Cada vez más, la crisis de la mediana edad, entre los 35 y los 45 años, hace que más mujeres se encuentren en mitad de una crisis profesional.

A nosotras, las milenials, que nos hicieron creer que éramos la generación más preparada, y que teníamos un mundo lleno de oportunidades, se nos hicieron humo las ilusiones cuando fuimos madre.

Después pasado el transtorno de adaptación a esa maternidad que viene con más cambios de lo que creemos, nos encontramos con que nuestras prioridades han cambiado y en no pocos casos nos encontramos con una verdadera crisis de identidad:

¿Quien soy?

De repente los planes parece alterados, lo que pensábamos importante deja de serlo. Toman en su lugar otras cosas, ese espacio.

En muchos casos vienen las crisis vocacionales, y es bien conocido el fenómeno de las «mompreneurs» o madres que deciden hacer de su nueva identidad una nueva profesión autogestionada en modo de emprendimiento.

Yo lo vivo así también. Y no una sino dos.

Con la maternidad fue una crisis, con mi separación otra, y con mi nuevo matrimonio, mi nueva hija y los exs añadidos a la relación vino otra que casi me aplasta.

Si la primera fue complicada, la segunda fue absolutamente como un huracán.

Y una vez pasa y se lo lleva todo, queda reconstruir.

¿Y por qué no hacer algo mejor de lo que tenía?

Yo creía que la vida adulta era eso que empezaba a construir de joven y acababa aproximadamente a los treinta años. Pero me encontré que cuando llega ese momento pasa con en la frase «cuando encuentras todas las respuestas cambian todas las preguntas». Y tanto que cambiaron.

La cuestión que en ese aborágine de reconversión, de readaptación, surgieron nuevas inquietudes vitales y fue cuando decidí que mis objetivos y mis deseos eran aún más grandes a los treinta y tantos que a los veinte. Y que estaba dispuesta a sacrificar mucho para alcanzarlo.

Sustituí el «debería haber hecho» por el «voy a hacer». Y así empezaron a darse una serie de cambios en mi vida, que me fueron llevando por la senda que yo quería.

Los planes a largo plazo requieren de planificación a largo plazo. Y puesto que en la aventura de cambiar de etapa no estoy sola, me hice con una herramienta que para mí es vital en los planes personales a largo plazo. Es una herramienta que se usa en la educación financiera y que para mí ha sido de una ayuda maravillosa, para saber en qué jardines meterme, como la carrera académica que quiero empezar.

Así es como construí esta línea de vida, con todos mis hijos. Para lograr situarme en mi momento presente y situar estratégicamente, mis planes futuros.

Me encanta el análisis y las herramientas funcionales que nos ayudan a tomar decisiones complicadas.

Espero que os sea tan útil como me lo fue a mí.

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