Hoy es el cumpleaños de mi marido.
Me preguntaban el otro día en la radio, si quizás mi blog y mis redes no eran demasiado íntimas. Les expliqué que para mí el diario emocional y el de tantos bloggers habían cambiado muchas cosas. Que durante años se había ignorado cómo nos sentimos las mujeres, especialmente con respecto a la maternidad, y que los blogs y las redes estaban cambiando eso. Fuimos pioneras en hacerlo.
Desde esa exposición de lo íntimo, es cómo transformamos la sociedad. Sacado a la luz lo privado de la vida.
Mi marido también lo hizo en su blog.
En realidad, la vida me lo puso en el camino en mi separación. Justo en ese momento en que no quería más relaciones y aquí estamos cinco años después, celebrando su cumpleaños, con una niña de tres años que es un sol.
Nuestra relación ha sido muy bonita, fácil y natural en lo íntimo, porque compartimos los mismos valores y tenemos planes comunes por muchos años. Y una sola manera de ver la vida.
Y todos los problemas que no han sido pocos, se han convertido en desafíos y en proyectos de vida. Proyectos que se van materializando. Pero no se puede decir que mereciera la pena, porque el que te dañen porque sí, nunca es algo que agradecer.
Que nos traten bien todo el tiempo, todas las personas, es tener expectativas poco razonables. Las personas conflictivas, no dejan de serlo porque sí. Tienen un patrón y una manera de funcionar.
Las personas conflictivas, hacen del conflicto un hábito. Y del hábito, un estilo de vida. Hasta el punto de ser incapaces de vivir de otro modo.
Total, que hoy quiero desconectar de todo esto, y vivir un rato agradable junto a mi marido por el día de su cumpleaños.
Si algo he aprendido estos años es a acercarme a las buenas personas con las que comparto valores. Y a alejarme de todo lo que me hace daño.