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¿Cómo hacer que tu matrimonio sea más fuerte?

Nunca jamás me pensé que acabaría por escribir un post tan potente y tan presuntuoso como este. Pero es la mejor de las fechas para hacerlo, en San Valentín, y con tanta publicidad del anti-amor como veo últimamente.

No hay día que alguien me escriba por privado o públicamente que mi historia de amor le ha inspirado para buscar o tener una pareja que trascienda los límites de las parejas que vemos habitualmente.

Para quienes no conozcan mi historia, soy Eva y me separé en 2014, tras saber de una infidelidad con mi anterior pareja, Con la que conviví durante diez años pero no llegamos a contraer matrimonio. Y con la cual tuve a mi primer hijo, Gabriel.

Tras mi separación y en tan solo dos meses conocí al que en un año, pasó a ser mi marido y el padre de mi segunda hija. Como ambos vinimos de experiencias matrimoniales o casi matrimoniales que fracasaron, nos pusimos las pilas para que nuestra nueva pareja funcionara mejor.

No ha sido, ni es hoy en día, una tarea sencilla. Tenemos tres hijos, de los cuales cada uno aportamos un hijo anterior a nuestro matrimonio. Y tenemos un bebé de dos años. A lo que sumamos que la relación con nuestros respectivos exs, es a ratos conflictivas. Aunque ha tenido sus luces y sombras a lo largo de nuestros casi cinco años de relación.

Y ahora bien, lo que hemos aprendido para tener un matrimonio sano y fuerte a lo largo de los años es lo siguiente:

  1. No criticar. Si hay algo que teníamos meridianamente claro es que no íbamos a criticarnos el uno al otro, y muchísimo menos en público, eso jamás. Nos alabamos siempre públicamente y si tenemos que hacer alguna crítica entre nosotros nos la hacemos en privado. Nuestra principal fortaleza es reforzarnos delante de nosotros mismos y de los demás por sistema. Que en la sociedad se hace todo lo contrario, criticar a la pareja en público de manera constante y creíamos que eso no nos iba a beneficiar. Efectivamente nuestro plan ha sido un éxito. Nadie debería ridiculizar a sus parejas en público y criticarla nunca. Y sin embargo es algo socialmente aceptable.
  2. Todo se habla en un ambiente de absoluta honestidad y libre de juicios. Todos tenemos nuestros fallos y tratamos de hablar las cosas desde el intento de solucionar los problemas, y de empoderarnos mutuamente. Tratar de no hacer juicios rápidos, y trabajar un ambiente de valoración y empoderamiento.
  3. Nunca jamás usamos el silencio para torturarnos. Esta es otra de las costumbres arraigadas en las parejas que realmente es detestable para nosotros. Solo usamos el silencio cuando nos hemos enfadado y no queremos decir cosas que hieran facilmente en momentos que estamos alterados. Que eso me pasa a mí, porque mi marido es el mas tranquilo del universo. Así que prefiero irme un rato, templar mi ánimo, y me voy al punto 2, hablar honestamente y no esperar juicios. Os juro que es algo sencillamente maravilloso.
  4. Los proyectos son comunes, sobre todo mientras nuestros hijos sean pequeños. A pesar que digan que hay que tener el propio espacio, en la pareja con niños pequeños prima la coordinación por el bienestar de los niños y la familia antes que el propio individualismo. Todo lo demás es egoísta y desgasta la familia. Este es un aprendizaje que tenemos de anteriores relaciones donde se convierten en una lucha de poder porque cada cual quiere su tiempo para trabajar/estudiar/entrenar/viajar o lo que sea. Pero donde hay niños pequeño, primero tienen que estar ellos, y luego lo demás. Ya desde eso, el resto es negociable. Desde luego si ambos miran por el bien común, todos pueden sacar tiempo para sus cosas. De otra manera, al final el más manipulador/fuerte/cara dura se queda con la mayor parte del tiempo para él solo y la carga familiar acaba descompensando el matrimonio.

Como ves, no se trata de cenas ni días libres. Se trata de tomar la relación como una estrategia de equipo. Donde todos tenemos que aceptar que el otro es libre y a la vez responsable. Que tenemos un objetivo común primordial que son los hijos, y luego una serie de proyectos que orbitan.

Un matrimonio es un lugar donde las diferencias entre nosotros dan lugar a una pareja con una mayor proyección, porque entran en juego más matices. Y un lugar donde crecer para lograr una relación profunda y de total confianza, libre de juicios, en un ambiente libre, distendido y solidario.

Una pareja que vive para crear proyectos, vivirlos, en lugar de quedar sin fuerzas en la lucha de poder de la propia pareja, los celos, las mentiras y el egoismo.

Cuando se vive en una pareja como la mía, el horizonte de la pareja toma una perspectiva diferente. Y todo lo que se vive en ella es maravilloso.

Y por supuesto, el humor en la pareja, que es fundamental para sobrellevar los malos momentos. Eso no se debe perder nunca. Y quien te hace reír, te hace bien el amor. Eso siempre.

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