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Los niños son buenos observadores pero muy malos intérpretes de la realidad.

«Los niños son buenos observadores pero muy malos intérpretes de la realidad. Distorsionan y crean su lógica privada, que a veces, en nada corresponde a la realidad.»

Hace unas semanas que los niños mayores comenzaron una especie de carrera de dramas. Para quien no me conozca debo contar que somos una de esas familias reconstituidas. Yo aporto un hijo. Mi marido aporta otro.  Y que tenemos un bebé en común.

Los mayores empezaron una carrera de decir quién de los dos llevaba una vida más desgraciada.

-Pues tus padres se separaron después y pudiste ser más tiempo feliz.

-Pues a mí al ser más mayor me acuerdo y soy menos feliz.

-Pues a mí la pareja de mi xxxx me castiga días sin salir.

-Pues a mí me deja castigado semanas en la habitación.

-Pues a mi xxxx le tiró una bandeja de cristal y le dio con los cristales en la cara.

-Pues a mí me dejan noches enteras fuera de la casa castigado.

-Pues a mi xxxx la insulta y le llama un montón de cosas solo porque se le cae la mantequilla.

-Pues a mí nunca me compra lo que quiero.

-Pues a mí cuando mi xxxxx apruebe el examen me va a dejar las noches solx.

Y así una lista larga de dramas que o son una exageración , o mentira directamente. Porque lo sé. Y porque me consta que lo mismo lo hacen en mi casa cargando contra los otros, que viceversa.

Hablando con Trinidad me dijo que tuviera en cuenta que es una cuestión de lealtades y de pertenencia. Que si me pusiera en su lugar tendría que pensar: «Soy un niño y sólo quiero pertenecer y si no puedo pertenecer de manera apropiada, lo haré de manera inapropiada. Pero lo voy a intentar a toda costa»

» Es una manera de buscar pertenencia, sentirse que son importantes pero de manera incorrecta. Adoptan creencias equivocadas sobre como conseguir ser tenidos en cuenta, y ya sea de manera correcta o incorrecta, van a luchar por no perder su pertenencia con metas como atención u otro tipo. A mí me huele también a venganza, revisa cómo te hace sentir a ti. Los niños son buenos observadores pero muy malos intérpretes de la realidad. Distorsionan y crean su lógica privada, que a veces, en nada corresponde a la realidad.»

Trinidad Mejias es mi clienta y ya amiga, pedagoga, directora de «Osa Polar: encuentra tu norte» y docente en «Reamare: Asociación de crianza y lactancia del Aljarafe» donde se encuentran también trabajando dos amigas maravillosas, la médica Carmen Vega y la enfermera doula maravillosa, Sole Guinea. Es también Educadora de Padres Certificada en Disciplina Positiva, Asesora de lactancia y Coach de familia.

En situaciones así, los que sólo somos padres a veces nos sentimos perdidos. Los que somos padres separados y vueltos a reintegrar en familias complejas estamos faltos de modelos positivos. Además contamos con el lastre de cómo se nos ve socialmente. Para muchos estamentos de la sociedad somos «familias desestructuradas», lo que para muchos sigue siendo un símil de problemáticas.

Me decidí a escribir sobre ellos a pesar que a muchos les pueda molestar, porque tenemos la oportunidad de tener voz y cambiar las cosas. Yo, desde mi universo pequeño y cada vez más grande, desde mi altavoz particular quiero contribuir a cambiar este paradigma que nos perjudica a niños y adultos.

Para muchos somos invisibles. Para las parejas casadas y sin este tipo de problemas somos un fracaso. Nuestros hijos son etiquetados como «familia desestructurada» y con esa etiquetas se mueven en el mundo desde la primaria a la secundaria. Siendo esos pobres niños con problemas emocionales porque sus padres están separados. En ocasiones mendigando afectos, precisamente por este mismo tema. Porque se dan cuenta que esto les ayuda a obtener atención de los demás. Cuando en este momento, como me dijo Trinidad, justo lo que necesitan es trabajar primero la responsabilidad. Tienen que hacerse responsable de lo que dicen. Y por otro, trabajar mucho con ellos para crear hijos fuertes y emocionalmente estables.

Hace tiempo leí un estudio donde decía que los niños que fueron criados en situaciones muy fáciles en todos los sentidos acababan siendo menos fuertes y felices, que aquellos que habían tenido ciertos problemas en su infancia. Que no significa muchos problemas. Pero que el mundo real, el mundo adulto, tiene problemas. Y tienen que ser fuertes y emocionalmente sanos para solventarlos.

Quizás en esta sociedad nos estamos saturando de información psicológica de muy bajo nivel y muy simplista. La educación de los niños es mucho más que eso.

Los niños necesitan ser educados con respeto en todos los sentidos de la palabra. Algo que aprendí de verdad con mi queridísima amiga, Azucena Caballero, codirectora de la Pedagogía Blanca. Con la que también hablé de este tema y me amplió muchísimo mi campo de visión con respecto a la educación: «los niños son niños muy poco tiempo. Vas a ser madre de adultos muchísimo más tiempo que madre de niños. Esto es una etapa muy corta. Al educar tienes que pensar en cómo quieres que sea tu relación con tus hijos cuando sean adultos».

Y aquí estoy, aprovechando mi oportunidad de aprender más. De ampliar mis conocimientos en educación. Trabajándome para ser menos exigente para conmigo misma como madre. Con la humildad de no intentar ser perfecta y apuntándome a cursos de educación, disciplina positiva y lo que me echen. ¡Quién me lo iba a decir!

Aprovechando también para hacérselo más fáciles a las madres y madrastras que vengan detrás de mí. Que por cierto, he tenido la oportunidad de incambiar impresiones con algunas de ellas que habían pasado por estas circunstancias y que me han ayudado muchísimo a no sentirme sola en esto.

A todas gracias, desde este rincón de mi blog personal.

 

 

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