No pienses tanto en lo que te falta y haz una lista con aquello que te sobra.
Mi filosofía de vida se basa en el minimalismo y la eficiencia. La eficiencia es un término que se quedó grabado a fuego en mis años de Universidad. No es ni más ni menos que conseguir un objetivo determinado con el mínimo de recursos necesarios. Ahí es donde mi filosofía de vida se cruza con la idea del minimalismo.
Si estás leyendo en tu salón mira a tu alrededor ¿Cuántas de las cosas que ves ahora mismo son innecesarias? Esas cosas ocupan espacio no sólo en tu salón sino en tu tiempo y en tu cabeza. Quiero decir, que un figura decorativa de tu salón implica por una parte tener que limpiarla y por otra estar pendiente que los niños de tu alrededor no la rompan. De esta manera no sólo ocupa un espacio que podría ocupar algo más útil, sino que además consume tu tiempo y tu energía. Si multiplicas eso por todas las cosas innecesarias que tienes imagina cuanto tiempo y energía te consumen.
Por otro lado si todas esas cosas están en tu casa, en tu espacio íntimo, ¿puedes permitirte tener otras cosas? No hay espacio suficiente para ello.
Estos son los cambios más importantes que he hecho en mi vida diaria
- Tener habitaciones como el salón o la cocina sin apenas espacio para guardar cosas, esto hace que pueda tener pocas cosas en ellos. Las cosas que tengo son aquellas cosas necesarias. Me evita pasar horas limpiando u ordenando. Solo están en las estancias principales cosas que se usen como mínimo una vez a la semana, el resto permanece en otras habitaciones que no suelen usarse como el trastero.
- Aquellas cosas que no use mucho prefiero pedirlas prestadas y devolverlas.
- Tener menos ropa y zapatos. Eso hace que pueda elegir ropa más cara y de mejor calidad en lugar de más ropa de peor calidad y más barata. Uso menos colores y selecciono mucho los tejidos. Los zapatos igual solo tengo dos por temporada. Zapatos más caros de mejor calidad que cuiden mejor mis pies.
- Tener una alimentación más sana, de productos frescos en lugar de acumular comida congelada o de más caducidad.
- Dejar atrás relaciones con personas que no me interesaban y no aportaban cosas buenas a mi vida. Por tanto tener más tiempo para cuidar aquellos que sí me importaban.
- No involucrarme en proyectos que no me aportaran mucho a nivel personal y profesional. Con lo cual tenía más tiempo para cosas importantes.
- Dejar de protestar por cosas que no puedo cambiar y comenzar a hacer cosas para cambiar aquello que sí puedo. No desperdiciar tiempo en cosas intrascendentes te hace centrarte en aquello que realmente puedes hacer cambios.
- No hacer actividades que no me resultan realmente atractivas. Dejar de prometerme que iba a ir al gimnasio y comenzar a andar por ejemplo. Andar me permite poder llamar mientras a las personas que tengo pendientes o pensar en los proyectos que tengo que sacar adelante, en lugar de perder tiempo en otro tipo de actividades que me aportan lo mismo pero con un ritmo que no es el que me interesaba.
- Olvidarme de emociones como el enfado. Enfadarme consume mucha energía y no me compensa en ningún modo, así que intento no enfadarme con nadie.
¿Has experimentado alguno de estos cambios en tu vida?