Esta sería la decimosexta rabieta de la media hora de compras. En concreto en esta estaba vaciando el carro del super. Y ella quería los lacasitos. Y el bol de Mini Mouse. Y todo.
Sus dos años de experiencia, de vida, los pasa entre rabieta y rabieta. Odia las trancisiones. Irse del parque, irse de casa, irse del columpio.
Tiene una táctica que le llamó la estrella de mar. Que consiste en tirarse al suelo y moverse como una estrella de mar con tres cafés con cafeína bien grandes en el cuerpo. Y gritar como una posesa. Generalmente sin lágrimas.
La gente me mira como si la niña tuviera un interruptor de «off» con el que pudiera apagarla. Pero aún no leí su manual de instrucciones.
En fin, los años pasan y vendrá el autocontrol y dormir noches enteras. Pero hoy eso ocurre en un universo lejano y desconocido.