Hoy hemos ido a poner las vacunas a Matildita. Tres pinchazos. Entre ellos la triple vírica. Por cierto, que desde el 1 de diciembre en Andalucía, la vacuna prevenar está en el calendario. Es decir, que ya no tenemos que pagar los más de trescientos euros que cuesta la Prevenar. Para mí es una vacuna importante porque previene la neumonía, meningitis y otitis.
He podido comprobar que la tetanalgesia funciona. Hace unos meses leí en Maternidad Continuum que si ponía al bebé a la teta mientras le ponía las vacunas, el dolor aliviaría. Cuando llegué a la sala de vacunación le pedí al enfermero poner a la niña al pecho. Me miró raro, pero dijo que sí, que le daba igual. No daba la impresión de que se lo pidan habitualmente.
Tres pinchazo, y la niña apenas hizo amago de llorar en el segundo y el tercero. Así, bien enganchada a la teta, aumentaba el ritmo de succión.
No la quité del pecho ni al salir de la consulta. Me senté un rato con ella en la sala de afuera, no parecía ni estar intranquila.
Luego dejó la teta, sin ninguna señal de que le doliera nada ni estar asustada. Parece magia.
Alfonso la metió en la bandolera y a dormir. Fin.
Lo cuento para poner mi granito de arena para que esta práctica se generalice. Para que las madres la conozcan y la pidan. Y con algo más de suerte, las maravillosas enfermeras que tenemos la sugieran.