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Una madre millennial agotada, más

Soy una madre agotada, agotadísima de la super generación de sobradamente preparados.

Soy la primera de la generación de madres con hijos de la generación Z. Seguro que serán los que dirán que pasan de las redes sociales y crecen diciendo «mamá, deja el móvil y escúchame», mientras las madres tenemos que explicar que el móvil no es un lugar donde jugar sino el jefe protestando, el cliente cabreado, las ventas, y el grupo de WhatsApp de madres.

Soy una madre millenial que tiene que explicarle que mientras él hacer deberes en la mesa del salón, yo no estoy «haciendo dibujitos en el ordenador» sino trabajando.

Las madres millenial hipercriticadas por el uso de la tecnología ellas mismas o en la familia, como si les hubiera dado a todos tiempo para encontrar el equilibrio perfecto entre el trabajo que te piden por email, los grupos de WhatsApp, y los memes que tu tía te manda al móvil.

Las madres no montamos empresas en un entorno incierto, es que vivimos en un entorno que no hemos podido casi asimilar. Incierto, imprevisible y a veces hostil, cuando habíamos sido educadas para estudiar, terminar una carrera y tener un puestazo.

Madres que muchas dirigíamos equipos a los 25, estábamos al día de las instituciones Europeas, contábamos con un puesto que te cagas, pero de mileurista y poco más, y que muchas, tras la maternidad, dejamos lejos. Muy lejos a veces.

Competimos con las madres perfectas, salidas de Instagram. Que ya no son «esas que salen en la tele», sino que la en Instagram está triunfando la que iba contigo al colegio. Y tú misma te planteas una estrategia de Social Media para tu marca personal «papá, tú eso no me lo contaste»

Vivimos con mensajes contrapuestos «tienes que dejar de perder tanto tiempo en redes», «pues hay que cuidar la marca personal para volver al mercado laboral», «lo bien que sienta desconectar de las redes sociales», «mi amiga vende ropa por instagram y no baja de los 1500 al mes, de hecho se ha mudado al centro con el novio, uno que tiene diez años menos que ella», «si es que tenías que haber hecho el CAP, haber opositado», «con lo bueno que es vivir como quieras y sin techo de Ingresos trabajando de diseñadora Web», «te has matado estudiando vamos, para lo que te ha servido», «búscate un trabajo de verdad», «echa currículum en Amazon», «apúntate para ser repartidor en el tiempo libre», «Uber está prohibido», «Glovo, al menos no tienes que aguantar al jefe», «quiero un puto patinete, y no tengo donde usarlo»

Estoy muy cansada hoy de ser una madre millenial, con mi trabajo desde casa, con el ordenador todo el día. De ser la rara de las reuniones familiares, todo el día con Facebook. Explica tú que son clientes. Estoy cansada de mi ex, que dice que no trabajo en casa. De que duden de que esto es un trabajo, de mi facturación, de mi formación para llevar acabo un trabajo que cuando tenía 20 años no existía.

Estoy que no sé si decirle a mi hijo que lo único que le asegurará vivir bien, es estudiar programación, medicina o que estudie filosofía para saber discutir con criterio, en Twitter.

Pero mirad, yo aquí puteada. Incomprendida. Pero con Netflix y Spotify ya me las apaño para ser feliz.

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