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Ritual de despedida de un gato para niños

No hay necesidad de que un niño sufra. Yo quería transformar todo eso tan feo que sentía Gabriel con la muerte de manchitas, en algo hermoso. Y mi forma de hacerlo es tan ancestral como lo ritos. Los rituales de paso que en todas las culturas existen. A nuestro ritmo, a nuestra forma.

Hoy ha muerto una gatita que teníamos en casa. Se llamaba Manchitas, y llevaba con nosotros varios meses. Estabamos tranquilos en casa cuando mi hijo salió al pequeño jardin de casa. Gabriel pensó que la gatita no se encontraba bien. Al ir a cogerla, él describe, estaba dura. Inerte.

Es un niño de ocho años que tiene una sensibilidad extrema. Y era su gata. La sensación de tocarla, ya fallecida, era demasiado dura para él. Yo quería, desde dentro, transformar ese sentimiento tan terrible en algo realmente hermoso. Y lo conseguí.

Yo creo fírmemente en la necesidad de los rituales y los ritos.

Un ritual nace de nuestras emociones.  Un ritual es un relato simbólico de lo que sentimos, para conseguir entenderlo. Los niños, no pueden por si mismos gestionar ciertas emociones complejas como la muerte de sus mascotas. Es muy fuerte para ellos. Necesitan dar un sentido a todo eso, expresarlo y soltarlas.

Para los niños, hoy, la muerte de manchitas se transformó en el relato mítico del viaje de su alma a otro lugar.

Nuestra Manchitas se fue a las estrellas.

Así que les construí un relato simbólico. Un trazado narrativo para ritualizar el paso. Y es que a través del humo podemos hacerle llegar un mensaje de amor a Manchitas.

Tenían que escribir una hermosa carta.

Le hiciero dibujos, le escribieron cosas bonitas y le dijeron que allí se encontraría con un montón de gatitos.

-Ves, esa estrella que sale la primera, es Manchitas.- dijo Paulina

-Es verdad, sale la primera porque la primera es del último gatito que se convierte en estrella- Contestó Gabriel

Así que con su carta doblada en cuadraditos, la echaron al fuego, para que el humo llevara el mensaje de amor a Manchitas.

-¿Y si le pedimos un deseo? (…) Ya

-Yo también le he pedido un deseo

Y para conmemorar y alumbrar el viaje del alma de Manchitas, encendimos unas vengalas. Chisporroteaban mientras los niños detenían sus pensamientos sobre Manchitas.

Así tranformamos esa energía, liberando las emociones. Transformando la realidad de sus emociones que los axfisiaban, en trocitos simbólicos. Haciendo pedazos cualquier realidad emocional.

Porque no se trata de explicar ni de asumir. La alquimia es lo que me interesa. Ese poder de transformar lo más duro para un niño en puro amor, sin miedo, sin sufrimiento. Dando alas al extraordinario poder que alberga el pensamiento mágico de un niño.

Qué maravilloso puede ser guiar a los niños y hacer alquimia con sus emociones.

 

 

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