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Mis días más cansados con tres niños, varios negocios y dos carreras.

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¡Qué cansancio tengo hoy! A veces para sacar tiempo para mis proyectos profesionales y personales robo tiempo al sueño. Lo cierto es que cuando tenía solo un hijo era fácil, porque podía acompañar su sueño o dormir cuando estaba en el cole si me había pasado la noche implementando una Web, haciendo contenidos para los cursos que ofrecía o estaba diseñando para clientes.

Lo cierto es que mi trabajo me encanta. En mi cerebro, diseñar e implementar son actividades artísticas. A menudo no es que quiera trasnochar, es que me generan tanta felicidad y excitación cerebral, que necesito seguir. Ayer intentaba dormir a las once de la noche, y acabé despertándome para terminar la Web de Induscomp hasta las dos y media. Intentaba dormir y no pude hacerlo hasta las tres.

Cuando solo tenía un hijo, a veces me pasaba que veía amanecer desde mi ventana. Y tenía que aprovechar las mañanas para dormir. También sabréis si os dedicáis a estas cosas, que de noche nadie te interrumpe y es de agradecer en el discurso creativo con uno mismo.

Total, que ayer a las tres y media seguía sin poder dormir. Me puse un par de meditaciones guiadas. No funcionó. Así que me puse a leer. Terminé dos libros que estaban a medias en mi «Play Libros». Y me acabé tomando un polaramine para tener ese efecto sueño ligero. Y eso sí que funcionó.

Hoy me he levantado medio zombi. La suerte que mi mayor se levanta temprano, mi marido prepara todos los desayunos del cole. La tarea de ponerle a mi hija un pantalón, camiseta y sudadera parecía asequible. Nos repartimos porque tenemos a los tres niños en tres colegios diferentes.

Llegué al cole de la peque, que adoro ese colegio, sonando la campana. La niña medio dormida dando tumbos, y subiéndose el pantalón. No es la primera vez que le pongo un pantalón que le queda grande, porque como está dormida y no la pongo de pie hasta llegar al cole no me doy ni cuenta.

Así que crucé los dedos – a ver si hay suerte y solo las bragas eran de las grandes – y allí la dejé medio dormida aún. Me fui sin tan siquiera una chaqueta. Pero bueno, vivo en Sevilla no en siberia.

Y tan cual me volví a desayunar casi una hora. Zombie. Pensando en la arquitectura de la Web. Sin querer pensar la de horas que me llevará que cada página aterrice en su lugar. Y con ganas de poder enseñar la criatura al mundo.

Me he puesto la alarma para recordarme recoger a la niña, que me conozco.

Estoy agradecida que me paguen por algo que me gusta hacer. No me voy a quejar porque no me puedo quejar.

Solo que necesito descansar para echar la hora diaria que prometí a los estudios.

Me despido con amor.

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