Se habla mucho de la separación responsable y muy poco del por qué un divorcio es conflictivo. Y menos aún de lo difícil que resulta enfrentarse a un ex de alto conflicto, con el que no se puede llevar una crianza de manera responsable, y menos cuando esta crianza ha sido irresponsable desde tiempo atrás.
Parece que quieren crear una receta mágica donde se elimine la conflictividad en los divorcios, sin atender a las peculiares personalidades de las exparejas, donde en muchos casos existen transtornos de personalidad límite, narcisistas, tendencias al egocentramiento y otros tipos de personalidades conflictivas.
Por lo cual no se puede educar igual a personas cuyos ragos de personalidad son normalizados, a personas con personalidades egocentradas. O si nos vamos al ámbito de lo conductual, a personas con comportamientos maltratantes que a maltratados. A acosados que acosadores.
Pasar por procesos mediadores son imposibles con determinados individos, con los que no queda más remedio que hacer una intervención personalizada.
Mientras estudio las carreras de educación social y psicología, me doy cuenta de lo difícil que es solucionar conflictos complejos en el ámbito de la familia, cuando se trata de aplicar una receta generalizada a todos. Y la de años que se requieren para entender el comportamiento instaurado en los divorcios de alto conflicto.