Curso AUTOESTIMA ¡¡UP!! DÍA 6. Responsabilidad

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No existe nadie que pueda cambiar por ti. El cambio es un proceso interno del que únicamente tú eres reponsable.

La vida no es siempre como queremos que sea. No sólo es un conjunto de decisiones. Muchas veces las cosas vienen y tenemos que afrontarlas lo mejor que podemos. A veces tenemos planes pero las cosas cambian y esos planes quedan atrás y hay que hacer nuevos planes.

Pero lo que sí tenemos control es sobre cómo pensamos y cómo afrontamos los cambios. Eso implica una responsabilidad. La infantilización es algo de lo que debemos huir. Debemos descartar por completo hacer que otras personas tomen las decisiones que debemos tomar nosotros.

En multitud de ocasiones he escuchado en los cursos que impartos frases como ésta: “Es que mi marido no me apoya para montar mi empresa”. Y no se refieren a un apoyo económico, o de tiempo, sino a un apoyo moral. Es decir, que dejan la decisión en manos de otros. En cierta manera si montan un negocio con su apoyo en realidad lo hacen con su aprobación. Están dejando que otros decidan por ella de manera que si no funciona la culpa se comparte, no se asume.

Eso es solo un ejemplo de infantilización. Cada día descubro nuevas formas en que las personas hacen que su decisión pase por el filtro de otro, precisamente para no comprometer una autoestima vulnerable. O bien porque la autoestima es baja y no se sienten capaces. Pero por lo general es para no comprometer su autoestima a un resultado negativo.

Mucha gente ni siquiera hace cosas para no tener que enfrentarse a un mal resultado posible. Ni siquiera toman en cuenta la probabilidad. Es decir, aunque posiblemente algo funcione, no quieren intentarlo por miedo a fracasar o miedo a sufrir el proceso. La mayoría no mide la relación entre el riesgo y el beneficio de forma objetiva.

Eso es una trampa común de la autoestima.

Por otra parte están aquellas personas que culpan de todo lo que les pasa a otra persona, ya sea su pasado, su familia, su pareja o sus amigos. Son las que culpan de su autoestima a otras. No se hacen en ningún modo responsable de su propia estima.

Como ya hemos visto, la autoestima es una ilusión creada por uno mismo. Por tanto, pasa por el lenguaje, el diálogo interno, el pensamiento y se convierte en emoción. Todo lo que pase por nuestra cabeza es procesable. Podemos tener una serie de pensamientos e influencias a nivel inconsciente de los que podemos tomar consciencia a través del autoconocimiento, como hemos hecho anteriormente. Una vez tenemos el conocimiento y las consciencia somos responsable de nuestra propia estima.

Las acciones que realizamos se preceden de pensamientos. Podemos actuar de una manera más responsable.

Te pondré varios ejemplos.

Una compañera de trabajo me contaba que no podía hacer nunca nada porque su marido no la ayudaba. Por las tardes le gustaría ir al gimnasio, pero él llegaba tarde de trabajar y después iba al gimnasio. Ella se quedaba con los niños. Ella también tenía una jornada laboral amplia y terminaba a las siete de la tarde. Él salía sobre las ocho de la tarde del trabajo e iba al gimnasio, después iba a casa sobre las diez de la noche. Lo que más me llamaba la atención es que ella me contó que no había planteado nunca a él que quería ir al gimnasio. Sin embargo ella le pedía a él que lo dejara.

Es decir, que ella no planteaba cambiar o pactar nada. Ella quería que él tampoco puediera hacer precisamente lo que ella quería. Además la comunicación era en base a reproches. Si él iba al gimnasio en lugar de a casa es porque él no la quería suficiente ni a ella ni a sus hijos.

No soy quien para entrar en la relación o en los pactos que quieran hacer. Lo que está claro es que ella le dice a él que no vaya porque significa que no la quiere. Por otra parte ella quiere ir. Entonces ¿Ella no lo quería a él? ¿No quería ella estar con sus hijos?

A mi manera de entenderlo, se podría llegar a un consenso en que él fuera unos días y ella otros. La mayoría de gimnasios cuentan con una apertura desde las siete de la mañana hasta las once. Simplemente podría uno de los dos ir por la mañana antes de la jornada laboral, o ir uno de ocho a nueve y media y el otro de nueve y media a once.

Según ella él no quería.

En esta forma de manejar el problema veo varios problemas. Primero, una incapacidad de llevar a cabo una comunicación eficaz en la pareja y establecer pactos. Sin pactos una pareja es difícil que funcione. Que no funcione no significa que no continue. Es posible que a través de la manipulación y la dependencia la pareja siga adelante, pero con graves problemas de base.

Por otra parte ella claramente sabotea su propia idea de ir al gimnasio. En realidad existen maneras de poder ir en otros horarios. Sin embargo en las discusiones no lo plantea de esa manera.

Y lo más importante en cuanto a la responsabilidad. No se hace responsable ella de no ir al gimnasio. Hace creer y se cree ella misma que él es el culpable. No ha pactado, ni negociado ni buscado alternativas. No se ha responsabilizado en la manera que le es posible de lo que quiere.

Igual que el caso del gimnasio, se pone con estudios, profesión o negocios. En muchas ocasiones la persona establece un diálogo interno y externo completamente victimista. Su posición es de víctima sin posibilidad ninguna para decidir sobre su vida. Pero la realidad en la inmensa mayoría de casos es que solo es víctima de si misma.

La eterna lucha de las repartición de las tareas domésticas es una de esos momentos en que las parejas pasan por esa situación.

La situación tipo es la siguiente. Ella hace todas o la gran parte de las tareas. Trabaja dentro y fuera de casa. Se queja constantemente de que nadie la ayuda. Pero sigue haciéndolo todo. No negocia y no pacta. No deja que otros puedan entrar en la negociación. Solo se queja a veces o siempre de que nadie la ayuda. No entiende en realidad que es su responsabilidad lo que hace o deja de hacer y si es capaz de negociar o no. Siente que si no lo hace no ejerce el papel de cuidadora. Por tanto no estable unas reglas y unos pactos entre los miembros de la familia. Si lo hace se ve en disposición vigilante. No da lugar a que la otra persona se responsabilice de sus tareas puesto que se siente en la disposición de decir a la otra persona si ha cumplido o no, y si lo ha hecho bien o no, porque sigue sintiéndose responsable del resultado.

Muchas de estos problemas derivan de la propia cultura patriarcal donde el hombre es proveedor y la mujer cuidadora. Por tanto si en casa falta dinero él se sentirá último responsable, si la casa o los niños se notan descuidados, ella se sentirá culpable.

La cuestión es que es responsabilidad de cada persona establecer sus reglas. Es responsabilidad también tratar de encontrar su propia forma de vivir y respetarse a uno mismo como persona. De lo que no podemos responsabilizarnos es de la actuación de la otra persona. Uno de los mayores problemas es intentar cambiar a la otra persona. Hay una abismal diferencia entre pactar unas reglas de convivencia y de relación y otra que es intentar cambiar a la persona.

Yo tengo claro, y es mi opinión personal, que es mejor cambiar de persona que cambiar a la persona. Cada persona establece cambiar o no dependiendo de la motivación que tenga para ello. Es una técnica de manipulación intentar hacer que otra persona cambie con amenaza de dejarla. Primero porque seguramente es falso, y en realidad no la dejas. Si amenazas con algo que no eres capaz de llevar a cabo no servirá de nada. Si te hubiera servido, no haría falta hablar más. En realidad si a mi alguien me amenaza con dejarme si no cambio un aspecto de mi personalidad, mi motivación para cambiar no sería suficiente:

a) Creeré que no es cierto. Si no cambio y sigue conmigo esa amenaza ya no servirá. Por tanto no hará falta que cambie.
b) Si creo que es verdad, puedo pensar que en realidad no merece la pena seguir con una persona que no admita ese aspecto de mi personalidad.

La única motivación que existe en ese tipo de cambio es intrínseca de la propia persona. Muchas mujeres caen en la trampa de creer que el amor cambia a la persona. Pero lo único que cambia a la persona es su motivación y su esfuerzo por hacerlo.

Por tanto, como te decía, para mí es más fácil cambiar de persona que cambiar a una persona.

A partir de ahí cualquier técnica para hacer que una persona cambie es una manipulación. Algo que además de desgastar la relación desgasta la autoestima de ambas personas. De la que intenta que el otro cambie porque no aprecie el resultado. De la persona a la que intentas cambiar porque la hace sentir menos válida. Nadie gana.

El ganar y perder es también un pensamiento que deberíamos cambiar. No hace falta ganar siempre. Es imposible hacerlo y desgasta. Para ganar una discusión o llegar a un pacto en relaciones a veces hay que perder. Y no hay de malo en ello. No sirve el “y yo más”. No es necesario que trates de ganar siempre. Quien siempre intenta ganar en realidad es una autoestima vulnerable que necesita de victorias, porque una derrota supone un derrumbe de su autoestima.

La pareja de una amiga de momento se sintió atraído por una compañera. No llegó a pasar nada pero solo el hecho de sentirse atraído por ella desencadenó una grave crisis de pareja. Él dejó de tener claro qué sentimientos tenía hacia mi amiga. Tuvo por un momento incapacidad para distinguir entre los propios sentimientos y emociones. En ocasiones no podemos distinguir entre un sentimiento más o menos profundo. Quizás un sentimiento superficial se convierte en la cabeza con el diálogo interno en un globo que se hincha sin saber porqué.

En una conversación, él sobrepasado le confesó a ella que se sentía atraído por otra. Ella sufrió en ese momento una crisis de autoestima. No sabía en qué había fallado o cómo de grave era que él se sintiera atraído por otra. Él era sentía culpa y a su vez seguía confundido. No entendía si quería a mi amiga porqué se sentía atraído por otra. Si era circunstancial o no.

La cuestión es que ni mi amiga había provocado la situación. Por tanto su autoestima no tenía porqué dañarse. Ni él tenía que sentir culpa por ser incapaz de sentir de un modo determinado.

En realidad a los dos les faltaba conocimiento y herramientas para solucionar su problema. Mi amiga tenía que entender que ella no era responsable de los sentimientos de él. Pero sí que era responsable de los sentimientos de ella. Que él sintiera atracción por otra persona no podía controlarlo. Pero sí que podía controlar cómo ella se sentía hacia ese acontecimiento.

Tenía que cambiar la actitud de culpabilizarse “no soy atractiva” “no soy sufiente para él” y dejar el discurso victimista “él es malo por no quererme” “no puede dejarme así” “no presta atención a su familia”.

Él por su parte tenía que poner orden a sus sentimientos. Primero entender el diálogo interno. Para empezar qué nivel de atracción tiene y si cual es el desencadenante de ello. Entendió que más que atracción lo que necesitaba era reactivar su autoestima a través de la conquista. Por otra parte con ella tenía de nuevo la sensación de ser “el niño bueno” que con ella había perdido. Es decir que su atracción provenía de un problema de autoestima que tenía él.

Ella en ese caso no tenía el problema de haber perdido atractivo, sino de a través de su baja autoestima había lastimado la de él. Él por su parte había perdido con mi amiga su apreciación de ser “el niño bueno”. En realidad la conquista y la sensación de niño bueno de la otra había desencadenado una atracción.

En un análisis más profundo él seguía sintiendose atraído con mi amiga, pero la baja autoestima de ambos en un cierto momento había desencadenado lo que podría ser una ruptura.

Si ella decidía ganar e irse con otro, o bien machacarlo a base de discusiones dañaría aún más la imagen de él, que reafirmaba la imagen con nuevas conquistas. Ella con su baja autoestima se creaba una imagen que la hacía más dependiente de él. Al no sentir ella su propia responsabilidad sobre lo que sentía lo culpabilizaba a él. Él al no ser capaz de manejar su diálogo interno la culpaba a ella. Ninguno era responsable de si mismo. Hacían ambos responsable al otro.

Obviamente en ese caso, no sólo tenían que reconstruir su propia estima haciéndose responsable sino que debían pactar como comportarse el uno al otro si querían seguir con la relación. Sin ganadores y sin víctimas.

La renuncia a la propia responsabilidad influye en nosotros y en los demás:

  • Nos creamos versiones de nosotros mismos como víctimas.
  • Nos negamos la capacidad de decisión.
  • Nos negamos a negociar y a pactar
  • No nos comunicamos asertivamente
  • Nos cuesta decir que no
  • Necesitamos ganar siempre para sentirnos ganadores y no comprometer la autoestima
  • Creamos falsas apreciaciones sobre nosotros
  • Nos vemos con capacidad de saber lo que los otros piensan de nosotros.
  • Creemos que los otros no nos valoran o nos valoran negativamente
  • Las personas que tienen autoestima baja envidian, porque se miden en base a sus propios resultados y al de los otros.
  • Una persona con la autoestima baja daña a otros con más facilidad por la propia distorsión de la relidad
  • Pueden sentirse atraídas por personas narcisistas, que en realidad son tan inseguras como ellas, pero lo disfrazan de seguridad.
  • Establecen relaciones dañinas

La autoestima baja nos distorsiona la realidad.

Mi padre me dijo una frase una vez: “no intentes adivinar lo que piensan los demás porque te vas a equivocar siempre”

Quiero decir, que si piensas que otros piensan mal de ti, o te valoran negativamente, quizás deberías replantearte en qué medida tu baja autoestima está afectando en ello. Quizás los demás no piensan como tú crees.

Cuando era pequeña un maestro de mi colegio nos dejaba al cargo a uno de los niños para que apuntara quien había hablado en clase cuando él no estaba. Había uno en especial que siempre que se iba el maestro me apuntaba, aunque yo no había hablado. Yo pensaba que me odiaba. Años después me lo encontré de nuevo y entre risas me confesó que lo hacía porque le gustaba y que él después se portaba mal para que otro niño lo apuntara a él.

Una cosa es la percepción que tenemos y otra muy distinta es la realidad.

Ya antes te había contado que una de las causas de la baja autoestima es la incapacidad para creer en tu propio criterio. De manera contradictoria te estoy diciendo: “Ojo, que puede que el criterio que usas para filtrar los hechos no sean ciertos”. En cierta manera, es una contradicción. Pero claramente pensar que los demás están teniendo una mala valoración de ti misma no sirve de nada. Puesto que no sabes la realidad, y estás interpretando unos hechos sin toda la información, es mejor que el diálogo interno se decante por plantearse que quizás no estás interpretando bien los hechos porque te falta información. Por tanto ¿qué es lo mejor para ti?

Yo acudo a mi niña interior herida y le digo que quizás ella no sabía que él le gustaba. Pero que obviamente debe alejarse de personas que le intentan hacer daño. Da igual que lo haga porque le gusto o porque me odie. La cuestión es que intenta hacerme daño y ese es el único hecho objetivo que tienes para decidir. Por tanto mejor decide alejarte. No intentes cambiarlo. No trates de saber el porqué. Da lo mismo porqué lo haga, lo único que controlas es cómo te hace sentir y qué puedes hacer para que deje de hacerte daño. Quizás contar lo que te pasa sería una buena opción. Pero sobre todo no culparte, porque tú, no has hecho nada.

El aprendizaje que saco de la niña que fue no es que la gente me odia y me hace daño. Mi aprendizaje es que hay gente que te hace daño, ya sea porque te quiere o porque no te quiere. No se trata de hacer las cosas bien para caerles bien y que no te castiguen. Tiene que aprender a dejar de cambiar para agradar, sino a defenderse y huir de las personas que hacen daño.

No puedes ni cambiar a otros. Tratar de cambiarlos con amor tampoco funciona. Los que se pueden cambiar son ellos mismos. Cada uno es adulto responsable de si mismo.

Usa tu diario y hazte responsable de lo que te pasa y lo que deseas cambiar. Atenta a las posiciones victimistas y a actitudes que deriven en que el responsable es el otro. No puedes cambiar a las personas, solo puedes cambiar de personas. Pero también he de decirte que el cambio de actitud y de autoestima genera un cambio inmediato en el entorno. Las personas con baja autoestima se atraen. Es normal que dejes de atraer esas personas o que se sientan incómodas ante la buena autoestima. Las personas con alta autoestima empezarán a sentirse atraídas. Las relaciones cambian por tanto. Quizás ayude a determinar cambios en relaciones. Habrán personas que se alejen y otras que se planteen cambiar del mismo modo que lo has hecho tú.

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1 comentario en «Curso AUTOESTIMA ¡¡UP!! DÍA 6. Responsabilidad»

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