Si le quitas al coche el motor, acaso que esté cuesta abajo ese coche no se mueve. Puede que tu vida sea como un coche cuesta abajo, y no necesite esfuerzo para conseguir las cosas. Pero la mayoría de veces estamos en un terreno plano o incluso cuesta arriba. Entonces necesitamos de un motor para avanzar o incluso para no ir hacia abajo. Quiero decir, que necesitas algo que lo mueva para ir en la dirección que tú quieres.
Ese motor que tienen las personas para hacer las cosas se llama motivación.
Si todavía no eres capaz de ver cuales son los motivos por los que haces este curso te lo voy a dar. Ya a partir de ahí tú tendrás que anotar cuales son tus motivos reales para querer tener una autoestima fuerte.
Las personas que tienen una autoestima fuerte son más felices. Como vimos anteriormente una persona con una autoestima suerte vive con más seguridad. Más seguridad implica menos miedo al futuro. Esa menor percepción del miedo se convierte en motor para hacer más cosas, ya que no tiene miedo a comprometer su autoestima por una derrota. Cuando no intentas nada no tienes derrotas, pero tampoco éxitos. Esto es primordial. Una persona con una autoestima vulnerable prefiere no hacer nada por miedo a fracasar “para qué voy a estudiar si no se me da bien” “para que voy a ponerme a dieta si nunca la sigo” “porqué voy a hacer ejercicio si lo voy a dejar”.
Por tanto una persona con una autoestima baja entra en un círculo en el que compromete su autoestima constantemente. No hace nada, por tanto se siente menos capaz, y por tanto se considera menos válida. Como no ha sido capaz de iniciar o mantener algo, se siente menos válida y se siente con argumentos suficientes para no intentarlo. Y así siempre. Por tanto, lo primero es salir de ese círculo. Hacer en lugar de boicotearse. Pero sobre todo para reforzar la sensación de capacidad y validez.
Las personas con una autoestima fuerte hace más cosas y eso implica más experiencias y menos arrepentimientos. No hay peor que dejar de hacer cosas para sentirse mal. Sin embargo hacer las cosas aumenta la sensación de capacidad.
Las personas con autoestima fuerte son capaces de comprometerse y responsabilizarse de si mismas. No se infantilizan. Las personas que tienen unas autoestima baja dejan toda la responsabilidad sobre lo que les pasa en manos de los demás. Les cuesta decidir, y prefieren que otros decidan por ellas. De ese modo no se equivocan ellas, se equivocan los demás. Es habitual en algunas mujeres hacer que sus compañeros varones tomen decisiones sobre su vida. A veces decisiones completamente personales “¿crees que debería volver a estudiar?” “¿debería dejar la empresa?” “¿Cómo debería vestirme para esa reunión?” “¿Debería dejar de ser amiga de Elena?” En realidad ese comportamiento infantilizado es una forma de hacer responsables a otros de sus fracasos. Pero al hacerlo de los fracasos también lo hacen de los éxitos “Conseguí montar la empresa porque mi marido me apoya mucho” “Si no hubiera sido por él nunca lo hubiera hecho”. Se pasa de la codependencia y el apoyo, a la dependencia y la infantilización.
Una persona con una autoestima fuerte tiene sensación de control sobre su vida. Puede sentir que tiene control porque toma sus propias decisiones. Las decisiones que tomas van configurando tu vida. Si otra persona toma las decisiones por ti, su vida está fabricada por esa otra persona, la que decide.
Las personas que tienen una autoestima fuerte se sienten más capaces de afrontar retos y no se angustian ante la incertidumbre. No es que piensen que saldrá bien, es que piensan que hay que intentarlo para saberlo.
Los motivos como ves son muchos, pero todo al final se reduce a la responsabilidad, la sensacion del control, una menor angustia sobre la incertidumbre, y por tanto una sensación de poder. La capacidad y la valoración son ilusiones. No existen, están en nuestra cabeza.
